Precauciones con los cambios de temperatura

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Los bebés son muy sensibles a los cambios de temperatura. Su sistema homeotérmico no está completamente desarrollado y esto implica que pueden sufrir consecuencias cuando se exponen a temperaturas muy altas o muy bajas.

Además, la superficie de intercambio de calor con el exterior, su piel, es tres veces mayor que la de las personas adultas. Y la proporción de grasa corporal también es mayor. La grasa es un importante aislante térmico en el organismo.

¿Qué situaciones hay que vigilar?

En invierno, las bajas temperaturas y el viento son dos grandes enemigos para el bienestar del bebé. El frío reseca la piel porque disminuye la producción de grasa. Este fenómeno puede dar lugar a una piel áspera y agrietada, especialmente en cara y manos, las zonas más expuestas.

La solución pasa por utilizar prendas confortables y protectoras: gorrito, bufanda y manoplas. A su vez, es importante mantener la piel hidratada para que no se reseque. Si notas que tu bebé tiene la piel muy roja y siente picor, es porque está pasando mucho frío y puede derivar en problemas cutáneos.

Otro aspecto a tener en cuenta es el peligro del sol. Los rayos UVA y UV pueden agredir la piel en verano y en invierno. Y más en el caso de los bebés, que tienen una piel más delicada. La Academia Española de Dermatología y Venerealogia (AEDV) estima que el 80% de la radiación solar se recibe antes de los 18 años.

Más allá de la insolación, las altas temperaturas son igualmente problemáticas, pues alteran la piel del bebé. Si el termómetro pasa de 30 grados, es importante evitar la exposición al sol. Durante la primavera y el verano se recomienda no estar al aire libre en las horas centrales, de 11 a 18 horas.

Cuidado con el sudor

Otro aspecto a vigilar es la sudoración. En los días cálidos es normal que los bebés suden más, especialmente en zonas de mucha humedad. Esto puede provocar erupciones en la piel. La zona del pañal, por el roce, es la más vulnerable. El resultado puede derivar en una dermatitis atópica o una piel muy seca y sensible.

La solución en esos casos pasa por vestir a los pequeños con ropa ligera y cómoda, con prendas elaboradas a partir de fibras naturales y usar productos adecuados a sus necesidades.

Los cambios bruscos de temperatura son muy peligrosos para los bebés, pues su piel no está suficientemente desarrollada ni es capaz de regular la temperatura corporal. Por ello, es importante estar atento a estas circunstancias protegiendo su integridad con ropa adecuada, suficiente hidratación y protección solar.

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